Wednesday, September 06, 2006

 

La crónica

Se trata de una relación de hechos, detalles, ambientes, dichos en orden cronológico. Es la narración de un acontecimiento de interés colectivo en la que el cronista se puede permitir comentarios y acotaciones y ejercer su estilo personal.
Si bien la crónica responde a todas las interrogantes de la nota informativa qué, quién, dónde, cuándo, cómo y por qué a fin de cubrir para el lector todo el espectro de la información básica, su característica como género periodístico es que el cronista pone el énfasis en el cómo sucedieron las cosas. De ahí la parodia de crónica periodística que Gabriel García Márquez hace en su novela Crónica de una muerta anunciada: desde las primeras líneas (“El día en que lo iban a matar”) el lector ya sabe que el personaje murió; sin embargo, de lo que trata la novela es acerca de cómo fue asesinado Santiago Nasar.
En términos generales, todo el periódico es crónica y todos los periodistas son cronistas que se dividen el trabajo de hacer las crónicas diarias: la parlamentaria, la cultural, la deportiva, la judicial, la política. Estas crónicas contienen la materia prima del periodismo la información, la noticia, la nota informativa, pero la intención del cronista consiste en ir más allá de los hechos: describir el ambiente en que se producen, un contexto, y elaborar a lo largo del relato una interpretación. Para los redactores de El País. Libro de estilo, “el estilo de la crónica está a medio camino entre la noticia, la opinión y el reportaje”.
La crónica se distingue del reportaje en que no media en ella una investigación documental ni testimonial, aunque sí recoge el cronista para dar color y verosimilitud frases pertinentes de quienes tengan un valor de testigos. “Un buen periodista tiene que saber ver una cosa con claridad y describirla con sencillez. Relatar lo sucedido y darle al lector la impresión de que él mismo lo ha visto constituye una buena crónica”, dice Arthur Brisbane. El reportaje suele ser más impersonal, más objetivo, y en su redacción el reportero se desvanece, no tiene una presencia como en la crónica.
A la hora de escribir una crónica, suele haber una emoción, dice Alma Guillermoprieto. “En la noticia el periodista esta contestándole preguntas al lector, mientras que en la crónica el periodista está generando información que jamás se le hubiera ocurrido al lector.” Del estilo del periodista dependerá si escribe en tercera o en primera persona, aunque siempre es más cálida y verosímil la narración en primera persona porque le da al texto una cierta intimidad, un mayor verosimilitud, y, sobre todo, porque así el cronista cumple un papel de testigo.
El cronista orienta al público lector, como cuando en sus descripciones y recuentos sobre el terremoto de 1985 en la ciudad de México Carlos Monsiváis introduce la reflexión política. En A ustedes les consta, trata de discernir las diferencias entre crónica y reportaje. Se se adhiere a la idea de que en la crónica se practica una reconstrucción literaria de sucesos o figuras, un género periodístico donde el empeño formal domina sobre urgencias informativas y versiones directas. Pero como en ciertos casos la crónica y el reportaje se confunden, Monsiváis establece el siguiente matiz cuando explica el criterio de la selección antológica que es su libro: "Debí asumir la no muy clara ni segura lejanía entre objetividad y subjetividad, lo que traduje a premisas técnicas: el reportaje, por ejemplo, requerido de un tono objetivo, desecha por conveniencia la individualidad de sus autores: así, Los ejércitos de la noche, de Norman Mailer, no podría ser, técnicamente, un reportaje. En la crónica, el juego literario halla ventajoso usar la primera persona o narrar acontecimientos como vistos y vividos desde la interioridad ajena. Idealmente, en la crónica priva la recreación de atmósferas y personajes sobre la transmisión de noticias y denuncias".
Tal vez el género periodístico más cercano a la literatura sea la crónica o, en otras palabras; tal vez la crónica sea el más literario de los géneros periodísticos porque el cronista se explaya en su propio estilo; es también la forma de expresión periodística más identificable con lo que en Estados Unidos se dio en llamar “nuevo periodismo”, que no era sino una especie libérrima de crónica en la que el narrador asumía un papel protagónico.



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